Existen más de 40 enfermedades Lisosomales entre las que se encuentra el Síndrome de Sanfilippo ó Mucopolisacaridosis tipo III (MPSIII). Dada su baja frecuencia, un caso por cada 50.000 nacimientos, está considerada dentro del grupo de enfermedades raras.
Los lisosomas contienen diferentes enzimas que ayudan a descomponer y reciclar materiales complejos que el cuerpo no necesita, cuando nuestro cuerpo carece de una de estas encimas, el material que debería descomponer se acumula en las células con consecuencias devastadoras para el organismo, causando deterioro mental, hiperactividad y tendencias autodestructivas, desembocando en una muerte prematura durante la adolescencia.
En el caso de Sanfilippo el material acumulado es Heparán Sulfato, y la enzima de la que carecen depende del subtipo.
En el tipo A el gen se denomina SGSH y está localizado en 17q25.3. En el tipo B, el gen responsable es NAGLU y tiene su locus en 17p21, en el tipo C el gen se denomina HGSNAT con locus en 8p11.1, el gen del tipo D es GNS y se localiza en 12q14 8-12
Los signos, fuera de los neurológicos, en la MPS III son leves y en ocasiones difíciles de identificar lo que hace que el diagnóstico pueda retrasarse significativamente después de iniciados los síntomas. En los primeros años puede haber ligera hepatomegalia, caries, rinitis crónica, infecciones repetidas de las vías aéreas superiores y diarrea crónica
Los síntomas iniciales suelen aparecer entre los dos y los cuatro años, y en ocasiones se pueden confundir con un trastorno de déficit de atención (TDA) al tratarse de hiperactividad y dificultad en el aprendizaje. Si a estos síntomas le añadimos otros de carácter físico, como infecciones respiratorias y de oído frecuentes, pelo grueso y cejas pobladas, entonces puede tratarse de una Mucopolisacaridosis tipo III o Sanfilippo.
La enfermedad suele diagnosticarse entre los dos y seis años de edad, si bien es cierto, depende de cada país. Una vez se sospecha de una posible Mucopolisacaridosis tipo III, el primer paso es realizar un análisis de orina (Test de Berry) en busca de altas concentraciones de Heparán Sulfato. Confirmado este punto será necesario realizar un análisis de fibroblastos para identificar cual de las cuatro enzimas es la deficiente, y por lo tanto determinar el subtipo, A, B, C ó D
Finalmente es muy importante conocer las mutaciones por dos razones:
• Los padres pueden beneficiarse de un diagnóstico prenatal en futuros embarazos. Puede realizarse un test por biopsia corial pasadas entre 12 y 15 semanas desde la última menstruación. También es posible realizar un embarazo mediante técnica de Diagnóstico Genético Pre-implantación (PGD), que implica el uso combinado de técnicas de reproducción asistida y de genética molecular
• Podrían existir futuras terapias que dependan del tipo de mutación, como puede ser el caso de las Chaperonas
Infecciones respiratorias, nasales y de oídos, adenoides y amígdalas (es frecuente la eliminación de vegetaciones, la reducción o eliminación de amígdalas, y la colocación de drenajes de ventilación en oídos) Obstrucción de la vía aérea por hipertrofia de la lengua, respiración ruda…
Psicomotricidad: Pueden tener dificultad para aprender a caminar ó mantener el equilibrio, y las caídas suelen ser frecuentes. La acumulación de mucopolisacáridos en las articulaciones puede tener un efecto sobre la elasticidad de los tejidos, y por lo tanto afectar al movimiento de algunas extremidades. Apertura incompleta de los codos, torpeza en los dedos, rigidez en caderas y tobillos. El ejercicio es una actividad importante para todos los niños, y especialmente para los afectados por este síndrome. Correr, montar en bicicleta, nadar, saltar. Podemos trabajar la psicomotricidad fina y la concentración con puzles sencillos, bloques, buscar los iguales, piezas ensartables …
Hiperactividad y trastornos de conducta son frecuentes, y probablemente son los aspectos más difíciles de manejar, provocando fatiga, ansiedad, y trastornos del sueño. Existen numerosos fármacos que pueden ayudar, si bien es cierto que no hay un tratamiento universal, por lo que la respuesta puede ser muy diferente en cada niño. Dada la naturaleza de estos medicamentos es imprescindible el control médico. Como consecuencia de esta hiperactividad, los niños tocan todo lo que encuentran a su alrededor, sin tener en cuenta las consecuencias. Debemos tener una especial atención sobre todas aquellas cosas que puedan suponer un riesgo en el hogar: medicamentos, detergentes, hornos, cocina, ventanas, terrazas, escaleras…
Las diarreas son frecuentes en estos niños, y aunque no existe una dieta que puede controlarlas por completo, la mayoría de los niños mejoran evitando aquellos alimentos que los padres han observado les provocan mayor diarrea. Con frecuencia algunos padres eliminan de la dieta de sus hijos el gluten, la lactosa y el azúcar blanca
La dificultad en el aprendizaje del lenguaje es común en estos niños, por lo que es muy recomendable que tengan todos los apoyos necesarios en su colegio, logopeda, psicoterapeuta…
El control del esfínter con frecuencia nunca llega a ser completo, y aún siendo adquirido, con el paso del tiempo puede perderse al igual que otras habilidades
“El Síndrome de Sanfilippo se hereda como un rasgo autosómico recesivo, por tanto se expresa sólo en homocigóticos, los cuales deben haber heredado un alelo mutante de cada uno de los padres. Ambos padres del enfermo son generalmente portadores de la enfermedad (heterocigóticos); el riesgo de que sus hijos reciban el alelo recesivo de cada uno de ellos y por tanto resulten afectados es de 1:4 (25%); la probabilidad de que tengan hijos sanos para el Síndrome de Sanfilippo 1:4 (25%) e hijos portadores del Síndrome de Sanfilippo 1:2 (50%), afectándose ambos sexos por igual”
En cada nuevo embarazo existe un 25% de probabilidades de tener un hijo afecto. La ciencia nos permite eliminar este riesgo con técnicas de Diagnóstico Genético Pre-implantación, y también nos da la opción de realizar un test durante el embarazo, aunque ambas opciones tienen connotaciones éticas y morales que cada uno afronta de manera diferente. A partir del momento en que exista tratamiento lo más importante será detectar la enfermedad cuanto antes, no podremos evitar la enfermedad, pero si podremos tratarla, y esta es la dirección en la que trabajaremos
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